Los aranceles de Trump amenazan con una fuerte subida del precio de las cámaras
Mientras los mercados mundiales se hunden ante la guerra comercial del gobierno de Donald Trump contra medio mundo y los precios en Estados Unidos de productos básicos no paran de subir, cada vez parece más evidente que la fotografía y la tecnología no se van a quedar al margen de las políticas de La Casa Blanca.
Y es que a los aranceles anunciados contra China y los productos fabricados allí y exportados a Estados Unidos, ahora suman a la lista a Japón, con un 24% de impuestos para los productos que llegan desde allí. Algo que, lógicamente, incluye la inmensa mayoría de cámaras fotográficas.
Según el gobierno de Trump, se trata de una medida recíproca a los aranceles que estos países cargan a los bienes estadounidenses. Algo que se tarda pocos segundos en comprobar que es otra de esas fake news a las que el trumpismo está abonado. De hecho, los analistas señalan que es simplemente una rabieta más del Presidente como respuesta al reciente acuerdo comercial entre China, Japón y Corea del Sur que, gracias a Estados Unidos, ahora parecen más unidos que nunca.
¿Repercutirá ese casi 25% en el precio de venta de las cámaras? Todo parece indicar que en mayor o menor medida así será, porque si algo ha quedado claro es que son los importadores, distribuidores y compradores los que acaban pagando las ya famosas tarifas de Trump. Incluso Leica, con sus cámaras fabricadas en Alemania y Portugal, se verá afectada, en este caso por el 20% a los productos europeos.
Por ahora, ninguna de las compañías del sector se ha pronunciado oficialmente al respecto, aunque los efectos parecen evidentes. De hecho, grandes tiendas como B&H que también ejercen como distribuidores mundiales de los grandes volúmenes que compran se podrían ver seriamente dañados por esta nueva política arancelaria.
Y no sólo en Estados Unidos porque la preocupación de los profesionales y aficiónados a la fotografia en Sudaméricana y Centroamérica está más que justificada al ver cómo estas medidas podrían afectar también a los precios en sus respectivos mercados.
La excusa recurrente de La Casa Blanca de intentar fomentar la producción y consumo interno del país parece tener poco recurrido en este caso. Ni hay apenas compañías que produzcan material fotográfico en Estados Unidos -ninguna de cámaras- ni parece remotamente probable que ninguna de las empresas del sector se instale en el país para saltarse estos aranceles.
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